5/09/2017

editando el pasado y el futuro

Michelle Gurevich

Los álbumes Party Girl, Show Me the Face y Let’s Part in Style aparecieron entre 2007 y 2014, y si los buscas están acreditados a Michelle Gurevich. El asunto es que entre 2007 y 2014 no se hizo ningún álbum con ese nombre en portada.

En la música popular no es raro que algo o alguien tenga varios nombres. Puede ser la banda que tiene un nombre en su tierra y otro fuera de ella, o la canción en principio adjudicada a un grupo y más tarde a uno solo de sus integrantes. Esas versiones coexistían, cada una dejaba registros. Incluso eran tentaciones para coleccionistas.

Cada nueva plataforma para música da un giro a esta situación. En los días de Napster, Soulseek y MySpace eran comunes las falsas atribuciones, como esos discos que Portishead nunca grabó, o esa canción llamada “Tar Heart”, injertada en un disco de The Knife.

Con la música en streaming llegó la posibilidad de modificar registros al momento. En el caso que mencioné al principio, Gurevich comenzó presentándose con el nombre Chinawoman, y siguió usándolo hasta el verano de 2016.  Luego de recibir críticas decidió dejarlo y publicó New Decadence con su nombre real. Y, ya que andaba en eso, hizo el cambio retroactivo y ahora toda su obra anterior está firmada con el nombre Michelle Gurevich.

Otro tanto le pasó al grupo Ejecta. En 2014, cuando apenas tenía un álbum, recibió una carta de “cese y desista” pidiendo que cambiara de nombre, porque había un DJ con uno similar. A partir de ese momento se presentaron como Young Ejecta y también hicieron el cambio retroactivo. Si buscan su álbum de 2013 les aparecerá firmado por Young Ejecta, aunque en 2013 no hubiera ningún grupo llamado así.

The Caretaker

Estas formas de editar la propia obra modifican el pasado; otras bosquejan el futuro. The Caretaker tiene un apartado en Bandcamp para su álbum Everywhere at the End of Time, que en septiembre tenía doce tracks y para abril ya tenía diez más. Habrá en total seis etapas así y el álbum seguirá “llenándose” hasta marzo de 2019. Al final habrá discos recuperando lo hecho, del mismo modo que los folletines terminaban siendo novela. Pero es ahora, durante el proceso, cuando encuentro todo esto más interesante.

James Leyland Kirby planea a largo plazo y gusta del soporte físico (al usar el alias The Caretaker samplea discos de gramófono). Inevitablemente tiende hacia la idea de álbum. Hay otros que se liberan de esa convención, como hizo Thomas Feiner entre diciembre de 2011 y octubre de 2015, también en Bandcamp.

Hace diez años, escribiendo sobre las entonces nuevas plataformas para música, esperaba que éstas modificaran la idea de álbum como se la entendió en la segunda mitad del siglo veinte:
No escribamos todavía la esquela del álbum. Podría tardar en desaparecer o no hacerlo nunca. Sólo pido que, si muere, no le lloremos tanto: tendríamos música con la flexibilidad de los viejos tiempos y la velocidad de transmisión de los nuevos. Nos estaríamos desprendiendo de algunos vicios adquiridos en el último medio siglo.
El álbum sigue vivo en 2017. También sigue cambiando.

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